domingo, 8 de marzo de 2009

¿Los colombianos somos miedosos?

“Uno de los países con más miedos en el mundo es Colombia”, así lo afirmó el maestro Jesús Martín Barbero en compañía de Omar Rincón especialista en Televisión, ambos investigadores, en el conversatorio ¿El retorno de la política? que tuvo lugar en la Universidad Eafit.

Barbero, tiene argumentos de peso para aventarse a hacer tal afirmación, primero en pocos países del mundo el miedo legitimiza a un gobernante, como lo hace las FARC con el presidente Álvaro Uribe Vélez, segundo hay demasiada pasividad en cuanto a la violación de las Derechos Humanos en la vida cotidiana, sin involucrar mucho los “falsos positivos”. Un tercer punto relevante, es la falta de sinceridad y confrontación, por ello Rincón afirma, que nos maquillan las noticias con la sección de farándula, siendo éste otro modo de hablar y de no tirarle muy duro a aquellos que son nuestros verdugos. En cuarto lugar está, la falta del debate público, es una carencia muy marcada donde hay muchísima indiferencia y que para generar criterios y posturas hay que disentir, no hay convicciones sin emociones concluyó.

Es la primera vez, que en mis cortos años de vida veo que el pueblo se moviliza para rechazar a las FARC como lo hicieron el 4 de febrero de 2008, marcha que considero que lo hicieron por convicción y con un sentimiento que a todos realmente unía “no más FARC”. De vez en cuando, por no decir, nunca, se hacen manifestaciones que mueven al colectivo, por beneficio del mismo, luchan, destruyen, pisotean, para conseguir la satisfacción personal, ¡que egoístas somos!.

El mundo y bien justo en decir que Colombia tiene miedo, cada día incrementan la seguridad para proteger la vida mientras están de acuerdo con el aborto, el objetivo es de proteger, proteger y proteger, sí a lo mejor proteger nuestros propios intereses, nos da miedo perder el dinero, una relación amorosa, la salud, nos da miedo tantas cosas, que cuando no tenemos de donde pegarnos, todo nos da miedo y entramos en desesperanza. No es en vano las noticias de que un joven se suicide al frente de sus compañeros en su aula de estudio con el arma de su padre en el suroccidente de Medellín, ni mucho menos que la juventud se refugie en las drogas, en el licor o en la amistad de turno para desahogar sus penas y desgarrar sus ganas y deseos incontrolables, simplemente como animales irracionales.

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